Hoy no me voy a andar por las ramas para unir la frase moña del día con el tema literario a abordar. Si hablamos de magia, a todos nos viene un nombre a la cabeza: Harry Potter. Personalmente, no me gusta el universo Harry Potter (lo sé, voy a acumular odio por esta declaración, pero yo prefiero una verdad respetuosa a una mentira populista). No me gusta porque el recurso de un adolescente elegido para salavar el mundo es tan inverosímil como saturante (Los juegos del hambre, Divergente, El corredor del laberinto…). Sí me gustó en cambio el enfoque de Animales fantásticos, algo más maduro y serio, siguiendo en el ámbito juvenil pero con más consistencia.
Pero volvamos a Harry, en particular a su última novela. A mí, la idea de hacer una obra de teatro basada en la saga literaria me parece buena, nunca dedicaré palabras malas a innovar (me guste el resutado o no). Lo que sí me ha demostrado es algo que siempre critico, y es la falta de criterio que otorga el fanatismo. Pondré dos claros ejemplos:
- “La última novela de Harry Potter no es de J.K. Rowling“: a favor de los pro-Harry, diré que este comentario tan recurrido demuestra la falta de documentación a la hora de criticar algo. Para empezar, la última novela de Harry Potter no es una novela. Es una adaptación teatral de John Tiffany y Jack Thorne de una historia que sí es de J. K. Rowling.
- “El último libro de Harry Potter mantiene la línea de los anteriores”: lo siento, pero no, y esta vez es punto para los anti-Harry. Que te guste tanto o más que los anteriores porque te encanta todo ese universo tiene sentido, pero que no asumas que es un cambio drástico del estilo es un exceso de fanatismo. Pasamos de la novela al teatro, luego las descripciones de los personajes no pueden ser iguales, el relato tampoco. El motivo del cambio, no lo sé, ni quiero dar credibilidad a los que dicen que es una manera más de dar vida a la gallina de los huevos de oro que es la saga. Prefiero apostar por la necesidad de hacer algo nuevo. Porque sí, los autores a veces necesitamos esos giros para no caer en la monotonía. Eso no significa que nos vendamos.
Y aquí finalizo este debate interno. Que para ser domingo y no querer andarme por las ramas, me estoy extendiendo. Ya conocéis el peligro de ponerme frente a un teclado, más aún cuando llevaba casi una semana sin publicar una entrada.
Y os echaba mucho de menos.
18 diciembre, 2016 at 4:39 pm
Nosotros también te echábamos de menos, Jon. Y por cierto, a mí tampoco me gusta Harry Potter, pero a mi hijo le encanta… ¡qué le vamos a hacer! Besos
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26 diciembre, 2016 at 3:36 pm
Jaja, en mi entorno también tengo mucha gente que adora a Harry, y aunque a mí no me guste, me encanta que les encante tanto. Pienso que todo lo que despierta pasión en la gente es bueno, y a pesar de los aspectos por los que no me gusta la saga, trato de aprender de aquellos que sí me gustan. ¡Un abrazo!
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19 diciembre, 2016 at 9:31 am
Yo es que no pude pasar del tercer libro… Y las películas, aunque las haya visto todas… ¡psché! Ni fu ni fa, la verdad.
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26 diciembre, 2016 at 3:39 pm
Yo confieso que la primera que vi fue la del prisionero de Azkaban (ya sé que empezar a pie cambiado no ayuda a afiliarse). De hecho no me disgustó, lo del juego temporal tenía su chicha. Pero después me puse con la primera y la segunda y… no sentía que me aportaran algo. ¡Un abrazo!
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20 diciembre, 2016 at 7:41 am
En mi caso, soy fan de Harry Potter, más que nada porque crecí de pequeño con todos sus libros y las películas…
Sobre el último libro sacado, creo que debo darle una oportunidad, más que nada porque sin leerlo no puedo juzgarlo.
No haré caso de las críticas, ni positivas ni negativas, más bien me limitaré a esperar y sacar mis propias conclusiones.
Es cierto que, por lo que tengo entendido, lo que fastidia a los fans y no tan fans, es que sea un guión de una obra, y no un libro en sí.
Esperaban otra obra por parte de la señora J. K. Rowling, y claro… expectativas frente a realidad, cero.
Un saludo!
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26 diciembre, 2016 at 3:42 pm
Haces bien. Yo también trato de leer las obras sin mirar críticas y una vez finalizadas las comparo, porque a pesar de que creo que tengo personalidad crítica, no puedo evitar sentirme influenciado. Es curioso, pero mi opinión suele ser bastante antagónica a la genérica, tanto si las leo previamente como si no… Con Star Wars me pasa como a tí, crecí con las pelis (los episodios I, II y III), y son mis favoritos. Las antiguas no me gustan tanto, por mucho que digan que las que van saliendo no les lleguen ni a la suela de los zapatos. Pero como dices, crecí con ello, me sorprendió, me ilusioné, y ese pedacito de corazón lo conservo con mucho cariño. ¡Un abrazo!
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25 diciembre, 2016 at 6:58 am
Me gusta Potter. Pero me niego a ver que mas hay después de cerrar esa puerta.
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26 diciembre, 2016 at 3:55 pm
Me alegro de que sepas cerrar esas puertas… a mí me cuesta un montón saber cuándo hay que cerrarlas. Cuando una saga de éxito comienza a bifurcarse, pienso que de los subproductos todavía se puede sacar algo si uno sabe diferenciarlo de la parte original. Pero a menudo me encuentro con una decepción por no haber sabido cerrar esa puerta a tiempo. ¡Un saludo!
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