Si copio y pego el primer párrafo de las últimas entradas ni se notaría el cambio… Porque sí, aplaudamos mi originalidad, hoy vuelvo a asediaros con un poema de mi próxima obra. En serio, estoy disfrutando tanto de escribirla, que mis suspiros de satisfacción tienden a desembocar en este blog.
En este caso, viajamos románticamente al origen de Grecia, a la civilización minoica que barnizó la isla de Creta con sus poderosos palacios.Se trata de una oda al típico dicho de que la riqueza no da la felicidad. Siempre que te tenga a ti, claro.
Hoy no me enrollo más. Un abrazo a todos.
5 febrero, 2017 at 9:16 am
Me voy a centrar exclusivamente en la cuestión arquitectónica: me encanta el arte minoico, pero hay que tener en cuenta que la percepción y estudios que sobre él tenemos puede distar mucho de la realidad, pues las reconstrucciones que (un momento, voy a buscar en la wiki, que no me acuerdo del nombre 😀 ) Arthur Evans y los trabajos subsiguientes están muy puestas en tela de juicio.
Es una sociedad muy interesante, a mi juicio, más que la micénica, ya que estamos hablando de las civilizaciones prehelénicas 😀
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5 febrero, 2017 at 5:13 pm
Cierto, yo he leído mucho de la arquitectura minoica respecto a Cnossos, supongo que el más estudiado porque es el que mejor se conserva. Como (desgraciadamente) es difícil encontrar restos óptimos para que sean estudiados, tendemos a generalizar con lo poco que tenemos, lo cual deja mucho margen de error. Me encanta tu punto crítico, siempre lo he dicho, con la prudencia y la sabiduría de ser consciente de lo que se sabe pero no dar nunca las cosas por sentado. No obstante, National Geographic (creo) ha sacado ahora una serie de entregas que reconstruyen digitalmente las grandes obras arquitectónicas de la historia, me has recordado que tengo que hacerme con ella. ¡Un fuerte abrazo!
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28 febrero, 2017 at 6:27 pm
muy bueno gracias por compartir
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