Os dejo deleitaros antes de empezar con unas palabras de Carlos Ruiz Zafón, y las uso como prólogo a la entrada de hoy:
“Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio.”
Y es que siento que desde este palacio en el que escribo y desde la copa de oro en la que bebo, haber publicado El sanador del tiempo, mi primera novela, me ha cambiado. Es broma, por supuesto. Lo de que amaso pasta, lo de que he cambiado no. No es lo mismo escribir por pasión que monetizar lo que escribes, aunque por fortuna, creo que es imposible conseguir lo segundo sin lo primero.
Antes de publicar me dejaba llevar por el tecleo incesante, por el hecho de escribir hasta las tantas de la madrugada por el simple placer que siente mi cuerpo al hacerlo. Ahora, sé que tener tus sueños hechos papel en tus manos solo es el principio, y que conseguir una oportunidad (ya no digo aprovecharla, solo digo tenerla) lleva mucho trabajo.
Mucho trabajo. Esa es la clave. Porque dedico más tiempo a la parte del escritor que no se trata de escribir que a la de escribir en sí. Trabajo no remunerado. Y aunque palos a gusto no duelen, no dejan de ser palos. Por eso comparto como poesía previa a la entrada un poema sobre los fenicios, los maestros del comercio antiguo. Ellos bien saben de la necesidad de monetizar algo y de dedicar la vida a ello.
Pero me quedo con la metáfora final del poema. La que dice que hay cosas que están más allá del dinero. Y en mi caso, una de esas cosas es seguir tecleando hasta altas horas de la madrugada. Ni la comercialización del gremio, ni la falta de él, me van a cambiar. Al menos más allá de la madurez y del aprendizaje. Sí, es cierto, como escritor no soy el mismo, sé que hay cosas que son necesarias hacer, sé que ser escritor es más que escribir. Pero en cuanto a dejarse el alma en cada letra y disfrutar de ello, veo muy difícil dejar de ser yo mismo. Si no me gustara escribir, ¿de qué os estaría dando la chapa tan a menudo por aquí enrollándome con entradas como esta?
Un abrazo. Notad bien fuerte el apretón literario aquellos que compartáis conmigo la pasión por las letras.
23 febrero, 2017 at 3:41 pm
Grande el poema… me parecio escribir sobre una cosa y otra para acabar reconociendo el placer por la carne disimulado por el amor por la mujer amada. Yo comparto contigo el placer de escribir, siempre que puedo, aunque en realidad soy informático… lo uso más bien de terapia para no volverme loco con el día a día… es mi momento de relax. ¡Suerte en el camino de vender el alma por dinero según dice la cita! Te seguiré leyendo…
Me gustaMe gusta
27 febrero, 2017 at 2:33 pm
¡Sí! A mí me gusta hacer poesías con un tema de transfondo cuando en realidad estoy tratando otro que suelo sacar a la luz en la estrofa final, bien visto. Yo quise estudiar informática, pero como le dedicaba 10 horas al día al ordenador por afición, tenía miedo de aborrecerlo si además lo utilizaba como profesión. Así que, estudie biología, que era la asignatura que más disfrutaba en el instituto. También empecé escribiendo por afición, por pasión y relajación (y lo sigo haciendo), pero como toda afición, cuanto más te introduces y más cosas conoces, más quieres adentrarte. Un saludo, ¡gracias por tu opinión!
Me gustaLe gusta a 1 persona
23 febrero, 2017 at 6:49 pm
Yo no he tenido la suerte de publicar ningún libro, pero entiendo lo que dices. Creo que debe de ser increíble que te paguen por algo que has escrito y en lo que has puesto tanto esfuerzo; algo que te gusta tanto, algo que hacemos sí o sí por el simple hecho de escribir, porque nos apasiona.
Me gustaMe gusta
27 febrero, 2017 at 2:38 pm
¡Sí! Publicar y ver tu libro en tus manos te da un subidón… Pero también te digo que es una meta que a su vez es salida, porque te mete de lleno en la monetización literaria que, si te digo la verdad, tiene más que ver con el marketing que con la literatura. Pero es un camino que, si se hace con pasión, se disfruta mucho. Si tienes la ilusión de publicar, dale duro, y si necesitas algún humilde consejo que yo te pueda dar, aquí me tienes. ¡Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
23 febrero, 2017 at 8:13 pm
Personalmente me encanta que compartas con nosotros tu pasión por la escritura. Es un placer poder leer tus entradas
Gracias
Me gustaMe gusta
27 febrero, 2017 at 2:40 pm
El placer de compartir es mío. Y el hecho de que a veces os molestéis en comentar reestructura mi escala de valores, haciéndome ver que la felicidad está en otras cosas, como interactuar con vosotros. Gracias por comentar, de verdad.
Me gustaLe gusta a 1 persona
24 febrero, 2017 at 8:13 am
Buena reflexión sobre la pasión de escribir. Contar porque sí, porque somos herederos espirituales de los vates y de las sencillas gentes que inventaban historias a la luz de las hogueras, porque nos gusta, porque queremos. Porque es lo que nos sale, queriendo compartirlo con alguien, sea quien sea y sean cuantos sean.
Y muy bueno, el poema fenicio. Un pueblo muy interesante, de los que más curiosidad en mí han despertado de la Historia Antigua Mediterránea.
Me gustaLe gusta a 2 personas
27 febrero, 2017 at 2:52 pm
Cuando me preguntan por qué escribo, siempre digo que es porque siempre estoy imaginando historias y algunas me gustan tanto que no quiero olvidarlas. Porque a mí me pasa que siempre, cuando me acuesto a dormir, le doy rienda suelta a mis historias mentales. No puedo dejar la mente apagada sin más. ¿En qué piensa la gente que no piensa historias antes de dormir?
De los fenicios me sorprende su capacidad de navegación, siendo una cultura tan arcaica fue capaz de llegar a África, España, Asia Menor… Había que tenerlos bien puestos para cruzar todo el Mediterráneo con embarcaciones tan antiguas 🙂
Un saludo, gracias por tu más que grata visita.
Me gustaLe gusta a 1 persona
25 febrero, 2017 at 9:42 pm
¡Chócala!
La clave es el proceso. El éxito comercial está bien, pero es un resultado y no debe ser el (principal) objetivo de este arte.
Está bien sacar rédito del propio trabajo, pero que eso no haga dejar de tener los pies en el suelo y el alma a pleno vuelo.
Me gustaMe gusta
27 febrero, 2017 at 2:53 pm
¡Correcto! Cada vez tengo más claro que la felicidad la da el esfuerzo y su correspondiente recompensa del avance progresivo. La meta está bien como zanahoria a la que seguir, pero a menudo me pasa que una vez que consigo el objetivo, no tengo ganas de más. Así que, ¡a seguir caminando! ¡Un abrazo!
Me gustaMe gusta