Muchos sabéis que soy biólogo. Hago hincapié en el verbo ser porque no tengo muy claro si uno se hace biólogo al tener el título o al ejercer la profesión. A pesar de ser licenciado en Biología, trabajo de profesor, por lo que mi identidad queda un poco en la frontera conceptual. Lo que no conocéis tantos es mi decepción con la ciencia en general.
El funcionamiento de la ciencia no se aleja mucho al de una mafia. Lo descubrí de primera mano durante mis estudios, en concreto durante las prácticas en el Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales. Resulta que un equipo de la Universidad de Alicante había descubierto una solución contra el picudo rojo, el escarabajo que amenaza el palmeral de Elche (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO).
El problema de este insecto es que destroza la palmera por dentro, por lo cual el método tradicional de rociar con plaguicidas es ineficiente (añadiendo el riesgo de que una palmera con un aspecto externo perfecto pueda quebrarse en cualquier momento y caerle a alguien en la cabeza). El equipo de la UA había conseguido formular un hongo capaz de neutralizar al picudo de manera que era absorbido por las raíces de la palmera directamente hacia su interior, donde el escarabajo es vulnerable. Un ingenioso descubrimiento.
El problema era que el equipo no tenía contactos con la administración, o por decirlo de alguna manera, no tenía enchufe con la persona gubernamental encargada de comprar el producto y administrarlo públicamente. Así que la idea acabó en el difuso océano de los grandes descubrimientos desaprovechados por un mero trámite influenciado por el amiguismo. Vamos, que quien no tiene padrino, no se bautiza.
Y si esto ocurre con asuntos no tan relativamente urgentes, ¿qué no harán con el tema de la salud? Al final todo lo mueve el dinero. Sí, no estoy descubriendo nada nuevo, aunque me parece muy triste que seamos capaces de asumirlo como la verdad absoluta que es sin que se nos revuelva el corazón, estómago, y demás órganos internos.
Me dan ganas de vomitar cada vez que veo al visitador médico de turno, armado de herramientas comerciales con el objetivo de que el doctor prescriba su producto (o convencer al funcionario en cuestión para que quede incluído en la Seguridad Social). Como buen comercial, su objetivo es barnizar de oro un producto que puede valer menos que una mierda, pero eso no importa porque ese es precisamente su trabajo, exaltar y vender. Cuando entres en una consulta y veas los calendarios o relojes publicitarios con las marcas de las farmacéuticas más conocidas, entiende que están ahí por algo. Al final no vas a tomar el medicamento más adecuado, ni el mejor, vas a meterte un tóxico en tu cuerpo que ha ganado la carrera comercial. A veces, incluso, ni es necesario, pero estamos en el centro de la batalla entre empresas sanitarias que se comportan como facciones enfrentadas donde hay que destruir al enemigo aunque esté haciendo algo loable por las personas como es descubrir un fármaco mejor que el tuyo.
Obviamente no todo es tan drástico y es cierto que hay unos filtros de seguridad, pero permitíos dudar al menos del sistema sanitario, de los propios medicamentos. Necesarios, sí. Pero a veces no en la cantidad ni en la calidad que se nos hace saber.
Lo que más me apena de este tema, y se nota en que ya me estoy extendiendo más de la longitud media de mis entradas, es que enormes conocimientos científicos acaban desapareciendo por esta lucha económica. O dicho con otras palabras, es triste que tengamos la capacidad de encontrar la cura de casi todas las enfermedades y que al final el factor limitante no sea la falta de inteligencia, sino el mal uso de ella a favor del puto y maldito dinero. Como sé que es muy fácil indignarse y no aportar soluciones, diré que una buena forma de acabar con esta lacra sería con una sanidad universal y sin patentes ni connotaciones empresariales. Pero a lo mejor eso solo es posible en un mundo más humano y coherente.
Yo hace tiempo que renegué de la investigación. Por eso, al igual que en El sanador del tiempo, no me queda otra que desembocar mis frustrados conocimientos adquiridos en la carrera en tintar con un poco de ciencia mis novelas, ya que de esa manera me frustro menos y lo disfruto más.
Un saludo.
9 junio, 2017 at 12:12 pm
Desde luego que estoy completamente de acuerdo contigo: se trata de grupos de presión que tienen un objetivo claro. Lo que esté por el medio es lo de menos.
Pero, al mismo tiempo que coincido en tus apreciaciones, no podemos nunca caer en manos de “los otros”, que son aún peores:
https://datosatutiplen.wordpress.com/2017/05/09/por-fin-se-crea-un-organismo-para-defendernos-de-los-charlatanes-seudocientificos-seudomedicos/
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9 junio, 2017 at 1:56 pm
Es muy difícil poner un listón homogéneo porque es muy difícil saber a ciencia cierta qué funciona y qué es seguro. El protocolo actual se basa en los estudios científicos, pero están manipulados (nadie va a invertir un dinero en una investigación que resulta no ser provechosa). Por otro lado, esto no es excusa para decir que algo funciona en ausencia de ellos. Se debe mejorar el control de los dos extremos (¡gracias por el enlace!). Estoy seguro que hay cosas muy buenas y cosas muy malas en los dos bandos que se baten en este campo de batalla. Un saludo, ¡gracias por tu opinión!
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9 junio, 2017 at 12:38 pm
Querido Ícaro, el sugerente título de tu artículo no se adecua a lo que en él presentas. De alguna forma, tú mismo has caído en la trampa que reivindicas desde tus más doloridas entrañas.
No estás para nada decepcionado con la ciencia -aunque así lo llegues a decir- porque finalmente lo que enseñas es tu impotencia ante el dios capital. Porque desde luego, el problema no es la ciencia, como bien dices.
Todo tu pensamiento es muy interesante pero tuviste un desliz comercial al comienzo de tu texto, incluido el título, que desvirtúa tu noble empuje.
Espero que no te haya dolido mi punto de vista, yo solo me he dado cuenta de ello, y tengo en cuenta que a todos nos pasa. La contradicción forma parte de todos nosotros.
Un abrazo amigo.
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9 junio, 2017 at 1:59 pm
¡Saludos! Bueno… en el título simplemente intentaba un juego de palabras para representar que la ciencia está enfrentada a sí misma, dividida en sectores que intentan amedrarse unos a otros bajo un interés común que no es precisamente el desarrollo científico, sino llevarse la mayor parte del pastel. Esta división y enfrentamiento en “facciones” es lo que pretendo mostrar, siendo el aspecto económico el causante de estas divisiones. Si no ha quedado muy claro, lo lamento, pero eso es lo que intentaba representar al menos. ¡Un saludo y gracias por tu opinión!
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9 junio, 2017 at 2:50 pm
Es interesante el matiz de las dos ciencias que das, y para nada pretendo polemizar o aparentar ser tiquismiquis con este asunto. Tu entrada me parece muy importante y sin embargo… desde la epistemología sería incorrecto dividir la ciencia entre buena y mala, puesto que el conocimiento no conoce tales adjetivos. A través de la ciencia fue posible el 11S y también la cura para la varicela, fue a través de sus premisas que la bomba atómica se pudo construir y también el hecho de que podamos comunicarnos directamente con una pantalla y un teclado. Lo que abogamos aquí es por una ética en sus diversas aplicaciones. Una ética más humana.
Desgraciadamente al ser humano le trae sin cuidado este fundamental apartado que sí podría hacerle justicia a su propia especie… para mí tiene que ver con el hecho de que tengamos muy poco tiempo de vida, no es suficiente para darnos cuenta de las tragedias que desencadenamos. De haber sido vampiros seríamos un poco más moderados y preservaríamos con más ahínco nuestro mundo, que no los mortales, ojo!!!
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9 junio, 2017 at 12:51 pm
Si y No…ciertamente para nuestra desgracia como dicen por allí “money talk” sin embargo nosotros como gente de ciencia no podemos darnos por vencidos, debemos unir esfuerzos a pesar de que la campaña parezca perdida. Lo que quiero decir, es que siempre debemos hacer presión para que la sociedad preste atención a los descubrimientos y a las verdaderas soluciones, tarde o temprano alguien con poder tendrá la suficiente moral para apoyar lo correcto (como ha pasado en múltiples ocasiones) o quien quita y de entre el gremio intelectual se levante alguien con dotes económicos suficientes para abrir caminos en medio de tanta desvergüenza. No quiero sonar optimista o soñadora pero tampoco soy partidaria de la rendición… como decía la poeta…sin lucha y resistencia no hay ni siquiera una victoria…
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9 junio, 2017 at 2:24 pm
Cierto, cierto. No soy yo de caer en derrotismos (ni mucho menos), pero me ha quedado la entrada un tanto pesimista.
Tienes razón, algo tenemos que hacer los que vemos la ciencia con más corazón que cabeza. Puede que incluso seamos parcialmente culpables de la situación.
Si algo tengo claro es que a este sistema capitalista solo se le puede vencer desde el consumo, y como consumistas (ya no en medicinas, me refiero a todo) tenemos el poder de cambiar las cosas, pues finalmente se va a producir lo que se consume y se desecha lo que se ignora.
Ahora bien, la figura del médico como divinidad está bastante arraigada en la sociedad, las personas se toman lo que les dice el médico sin ponerlo en duda, y todo lo que tiene poder social es susceptible de manipulación.
Yo siempre digo que el médico no debería prescribir un tratamiento, sino ofrecer todas las alternativas, con el procentaje de éxito y de riesgo de cada una, y que el paciente elija. Actualmente este paso se omite porque se supone que el médico tiene más capacidad de decidir que el paciente (lo entiendo, ojo, yo no tengo por qué entender de algo que no es de mi competencia). Pero un paciente “ignorante” es susceptible de manipulación.
Puede que vaya siendo hora de hacer fuerza para que la gente solicite un abanico más amplio de opciones y que no decidan por ellos.
Un saludo. Y me encanta que suenes optimista y soñadora, yo hace tiempo que le quité el adjetivo de irrealista que parece llevar pegado. Aún así, sé que soñando algo irreal se avanza mil veces más que quedándose quieto. Un saludo, ¡gracias por pasarte por aquí y por tu opinión!
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9 junio, 2017 at 3:30 pm
Lo de los médicos divinos lo comparto completamente, la sociedad los ha ponderado desmedidamente cuando varios de ellos hace siglos carecen de la más mínima vocación de servicio y ciencia…no todos son así pero la irresponsabilidad de varios es notoria…espero al igual que tu mejores días y estoy segura que llegarán en la medida en que nuestra población tenga acceso a mejor y más educación…un abrazo caluroso también para ti.
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10 junio, 2017 at 6:39 pm
Cierto. Al igual que la paz mundial y el fin del hambre y todas esas (ahora) utopías, yo creo que la educación es el único camino. Feliz fin de semana.
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9 junio, 2017 at 1:02 pm
Nadie dijo que sería fácil.
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9 junio, 2017 at 2:26 pm
Jeje, en absoluto. De hecho, es casi imposible crear conocimiento científico y saber aplicarlo en la medida exacta. Además, los humanos complicándolo aún más con sus propios intereses. Pero como dijo Confucio, “en la dificultad de la tarea está la medida del caballero”. Un saludo, ¡gracias por pasarte por aquí!
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9 junio, 2017 at 1:11 pm
Mucha divulgación científica hoy en día no tiene nada de científica. Lo más preocupante son los artículos en Internet en el área salud. Los sitios de trabajo freelance tienen una oferta para los escritores para escribir artículos pagos sobre salud. No importa si sabés del tema o no, lo que importa es tu destreza para escribir. Así internet está llena de artículos muy peligrosos. En este momento, mientras continúo con mis proyectos cinematográficos, trabajo en el área administrativa de una obra social, y te puedo asegurar que hay médicos que ganan muy poco dinero, otros mucho, todo depende. Pero es engorroso ver las instancias administrativas y burocráticas por las que tienen que pasar muchas personas que tienen alguna dolencia para que atiendan su necesidad. Hay drogas sin las que los pacientes no pueden vivir y sólo se consiguen en Dinamarca por ejemplo, y un compañero hace lo imposible para que le lleguen al paciente las mismas. Nada es blanco ni negro, querido Jon.
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9 junio, 2017 at 2:29 pm
Estoy de acuerdo, y con estos temas siempre me aplico el dicho platónico de “solo sé que no sé nada”, por el inmerso trasfondo desconocido que tiene. Es dura la anécdota que comentas, pero son estos golpes de realidad los que muestran la cruda realidad. Qué triste que exista un tratamiento y que por el hecho de vivir en un país distinto no se tenga acceso a ello. Como Humanidad, estamos fallando en algo si algo que puede ser evitable hacemos que no lo sea. Un saludo, gracias por tus sabias palabras.
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9 junio, 2017 at 2:11 pm
Entiendo perfectamente tu frustración, tus ganas de trabajar y crear! Espero que puedas publicar con exito y de forma masiva tus libros! un abrazo y visiten mi blog defashoin & life undia25.wordpress.com
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9 junio, 2017 at 3:11 pm
“Las dudas de la física en el siglo XXI” de Lee Smolin, un fantástico libro de cómo la teoría de cuerdas se ha convertido en una pseudociencia y una pseudoreligión, que ha absorbido enormes cantidades de dinero en una teoría no falsable y con principios altamente cuestionables. Es un ejemplo más. De todas formas, quiero ser optimista de que la ciencia triunfará por encima de la ambición. Eso quiero pensar.
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10 junio, 2017 at 6:38 pm
Cierto, buen apunte también. Incluso dentro de la carrera científica hay cierto fanatismo (curioso que la ciencia, encargada de mostrar las cosas como son de la manera más objetiva posible, también genere este tipo de diversidades de opinión). Gracias por la información. Yo también tengo fe en que la ciencia triunfará, puede que no estemos en el punto más honorífico de nuestra especie, pero pienso que aunque a paso lento, cada vez tendemos más a la cordura como conjunto. Un saludo, ¡gracias por pasar por aquí!
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9 junio, 2017 at 4:14 pm
Reblogueó esto en Atardecer de Veranoy comentado:
¡Increible!
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10 junio, 2017 at 6:43 pm
¡Gracias por rebloguear! Eternamente agradecido porque me ayuda a llegar a más gente y por ese gesto implícito de confianza que es compartir algo de alguien. Un saludo y ¡gracias!
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12 junio, 2017 at 4:22 am
Nada que agradecer.
Me gustó mucho tu publicación y creí necesario divulgarla.
Ojalá sigas escribiendo más cosas así, muy interesantes.
Un saludo.
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11 junio, 2017 at 10:06 am
Muy buen post! Creo que es un tema bastante interesante del que hay que hacer mas eco, un saludo 🙂
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12 junio, 2017 at 9:30 am
¡Gracias! La verdad es que habría que saber más de todo… por ejemplo yo no tengo ni idea de mecánica y seguro que si llevo el coche al taller me la cuelan. Como es imposible aprender de todo lo que existe, al final hay que fiarse de la buena fe de la gente, y en ese aspecto que cada día todos mejoremos poco a poco como personas y como sociedad. Un saludo, ¡gracias por pasarte por aquí!
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12 junio, 2017 at 6:22 am
Muchas gracias por esta entrada. No voy a dejar un comentario extenso porque no hay mucho que decir salvo que no entiendo: ¿justificar el jugar con la salud de las personas por el puto provecho económico?
Este es un tema que siempre me deja mal cuerpo.
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12 junio, 2017 at 9:36 am
Sí… con eso pretendo quejarme del hecho de que los medicamentos que se administran no son los mejores que existen, sino aquellos de cuyas farmacéuticas han conseguido un contrato (a veces mediante el soborno o el tener amigos en la administración, no por la calidad de su producto como debería ser).
Por poner un ejemplo más claro: el doctor Patarroyo descubrió una vacuna contra la malaria que además era la primera vacuna de origen químico, lo que significa que era baratísima de hacer. Las farmacéuticas europeas, temerosas de perder su monopolio, se dedicaron a destrozar la reputación y el invento de Patarroyo. Cada vacuna costaba solo 20 céntimos. Es decir, por 20 céntimos se podría estar salvando una vida si no fuera por ese constante “Juego de tronos” entre farmacéuticas. A eso me refiero tristemente 😦 ¡Un saludo, gracias por pasar por aquí!
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13 junio, 2017 at 9:01 am
Por desgracia, la endogamia, el nepotismo y el clientelismo son el pan nuestro de cada día en numerosos ámbitos. El de la ciencia (o el universitario, ya que estamos con el tema) es uno de ellos y yo, cuando estudié mi primera carrera hace tiempo, salí bastante asqueado al terminarla, cierto es…
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14 junio, 2017 at 12:11 pm
Yo tengo claro que la Universidad ha ido sobreviviendo gracias al orgullo paternal de tener un hijo universitario más que por su utilidad. Pero bueno, el sistema educativo también merecería una entrada bastante grande respecto a sus cosas buenas y sus cosas malas. ¡Un saludo!
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