Ya lo decía Oogway, la tortuga de Kung Fu Panda: el pasado es historia, el futuro es incierto y el presente es un regalo, por eso se llama presente. Ahora, con la filosofía oriental no solo tocando a nuestras puertas, sino invadiendo los hogares en su modo Feng Shui, parece que todos comenzamos a comprenderlo y tenemos claro que lo que importa es el momento en el que vivimos. Nada más.
Pero yo, que ya sabéis que hago apología de los videojuegos, ya recibí esta lección con un juego que he vuelto a disfrutar recientemente rebosante de nostalgia: Metal Gear Solid. En este videojuego guionizado, con más similitudes a una película que a un juego de consola, Solid Snake era un agente infiltrado cuyo objetivo era acabar con una amenaza terrorista.
Pero si tiramos de fast forward y nos vamos al final (aviso, spoiler), a Snake le había infectado su propio equipo con un virus para que este acabara con su vida tras la misión y llevar así todos los secretos que había vivido a la tumba con él. Secretos de Estado, que se dice.
Sin embargo, la doctora de la operación, en un acto de redención le comunica que la activación del virus la ha modificado para que sea aleatoria, pues no quería convertirse en verdugo evidente. O sea, que la enfermedad podría activarse en unos segundos, horas, o nunca. Solo cuando uno está condenado, cuando deja de tener sentido el hecho de consturir la vida que queremos, comenzamos a vivir la que tenemos.
A mí, esta historia y esta reflexión que recibí de adolescente, fue un martillazo a mi estilo de vida y fue un ladrillo importante del muro de la filosofía que mantengo a día de hoy. Todos tenemos un virus mortal de activación aleatoria en el cuerpo. Llámalo enfermedad, accidente, mala fortuna… El miedo a la muerte hace que las personas no piensen en ella, que la integren en su mente como algo lejano, una leyenda.
Pero hay que coger el camino opuesto. Ser conscientes de que es algo real, tangible y cuya inminencia es desconocida. Lo que no hagas ahora, puede que no lo hagas nunca. Aprovecha este momento en el que dispones de cinco sentidos (yo creo que son más) para disfrutarlos. Actívalos en su plenitud. Porque llegará un día en el que ya no podamos disfrutar de ellos. Entonces ya nada importará, ni lo bueno ni lo malo. La vida es ahora. Y punto (y seguido, de momento).
Nada más.
¡Que tengáis un día muy vivo!
1 septiembre, 2017 at 11:59 am
La finitud de la vida nos da el coraje para aprovecharla…¡excelente y alegre entrada Jon! saludos…
POD: nunca vi venir lo de videojuego jejejeje
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4 septiembre, 2017 at 1:43 pm
Jaja yo es que soy un defensor nato de los videojuegos… mal utilizados te hacen perder todo el tiempo del mundo, es cierto; pero dándoles un buen uso se puede aprender mucho, a mí me han enseñado muchas cosas que jamás me enseñaron en la escuela y que han acortado mi camino a la felicidad. Un saludo, me alegra coincidir con gente que también ve la fugacidad de la vida como una motivación para aprovecharla al máximo. ¡Un abrazo!
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1 septiembre, 2017 at 12:19 pm
Lo confieso: no he jugado ni un solo MGS.
¿Cómo te quedas? 😀 😀 😀 😀
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4 septiembre, 2017 at 1:46 pm
Me dejas de piedra. Para mí (y para muchos supongo) fue la transición a los videojuegos modernos, Fue el primer juego con historia consistente que se basaba en algo más que superar pantallas o conseguir puntos. El guion, soberbio, mucho mejor que muchas películas (como película de hecho estaría en mi Top10). El doblaje también fue algo sorprendente, en perfecto castellano (todos los que hemos jugado a MGS creo que guardamos cierto cariño a Alfonso Vallés). Es una obra maestra poca veces superada aún a día de hoy que además a muchos nos llegó en el momento personal perfecto para apasionarnos. Después llegaron los Final Fantasy también con sus magníficas historias y pocos argumentos de videojuegos considero superiores a estas joyas. ¡Un saludo!
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5 septiembre, 2017 at 6:49 am
Ya ves… soy un rebelde y no los juego. Y del FF, solo he jugado el VII… y escasa hora y media, que me aburría mogollón 😀 😀 😀 😀
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8 septiembre, 2017 at 5:55 pm
Jajajaaj el FFVII, como juego, es aburrido. Yo no sé qué hace que nos enganchemos a ese tipo de RPG, supongo que la idea de ir desarrollando los personajes y aumentar sus parámetros progresivamente, pero a nivel de jugabilidad o diversión sí que es verdad que cuesta cogerle el gusto y hay que darle tiempo. Además, como guion, es muy estilo japonés, de ir desarrollando una historia para en los giros finales darte cuenta que realmente es una metáfora de una reflexión filosófica. Como Evangelion, no sé si llegarías a ver el mítico anime, que parecía ser una serie sobre robots y al final era una alegoría a la soledad y las relaciones humanas, si es que acaso llegué a saber entender los dos últimos capítulos que más bien eran una licuadora de cerebros. ¡Un saludo!
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1 septiembre, 2017 at 2:17 pm
Muy buena entrada, suscribo lo que dices palabra por palabra.
¡Cuánta gente vive dormida, creyendo que todo es eterno!
Siempre he pensado que, cuando te das cuenta de que todo puede acabarse en el momento que menos piensas, es cuando realmente naces, porque empiezas a vivir de verdad.
Un abrazo 🙂
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4 septiembre, 2017 at 1:49 pm
Me encanta tu reflexión. Es cierto, mucha gente tarda en nacer en realidad (algunos incluso mueren antes de hacerlo). Me da rabia la gente que lo deja todo para después y los que ven la vida pasar sin ser parte activa de ella. Me duele cuando veo que estas personas son parte de mi familia y soy incapaz de contagiarles ese deseo de saborear cada segundo que se va para no volver. Puede que haya tenido la suerte de nacer en un momento que nos permite abrir los ojos. A pesar de la manipulación, somos la generación que más libertad disfrutamos. Y yo no pienso desaprovecharlo. Me alegra compartir estos pensamientos con alguien como tú. Un saludo, ¡gracias por pasarte por aquí!
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4 septiembre, 2017 at 3:53 pm
Gracias a ti 😉
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