Luces y sombras para El ataque de los clones, segundo episodio de una saga que no es santo de mi devoción pero que hago el esfuerzo de completar, tomándome mi tiempo. Así pues, ahí va mi opinión sobre la segunda película (por orden de los acontecimientos) de esta legendaria saga.
Diez años después de La amenaza fantasma, varios sistemas solares de la República influenciados por el conde Dooku amenazan con independizarse. Para evitar este desmadre, la República propone crear un ejército capaz de controlar a los independentistas. He de decir que este planteamiento me pareció más serio que el de la anterior película, y en mi opinión, ofrece un punto más de madurez argumental que su precuela. Era una de las cosas que echaba en falta. Me parece que el universo Star Wars estaba mermando su propio potencial con tramas dirigidas a un público más juvenil. No pido un entramado político al estilo Juego de Tronos, pero sí algo con más sustancia.
Ante esta tesitura, Obi-Wan y un crecidito Anakin tienen como misión proteger a la senadora Padmé durante la votación sobre la creación del ejército de la República. Mención especial aquí a la persecución al cazarrecompensas en una escena vertiginosa de acción y adrenalina digna de ser disfrutada. Llegados a este punto, mi opinión es que El ataque de los clones promete y mucho.
Pero Obi-Wan comienza una investigación sobre un ejército clon encargado hace diez años en secreto por la República y es aquí donde todo se diluye. Un desarrollo lento solo salvado por la belleza del diseño de los kaminoanos y el enfrentamiento de Obi-Wan con Jango Fett, el cazarrecompensas a partir del cual se crean los clones.
Y si lento y difuso es el desarrollo de la investigación de Obi-Wan, aún más laxo es el apartado dedicado al joven Anakin. Su vuelta a Tatooine me parece excesivamente oportunista, y mira qué casualidad que, tras tantos años sin ir allí, el hecho dramático que allí ocurre sucede en ese mismo momento. No puedo con esas casualidades, tan forzadas que me impiden meterme en la trama. Más inverosímil me parece aún el romance con Padmé, propio de chiquillos, sin química alguna, igual de forzado que todo lo que sucede alrededor de Anakin. Lo único reseñable de este aspecto es su paseo por la Plaza de España de Sevilla. Para mí, el trato de esta relación es uno de los grandes puntos negativos de esta película, teniendo en cuenta la importancia de estos hechos en la historia posterior.
Tras media película deshaciéndose por segundos, se encara la parte final, y aquí mejora, obligada a ello. La lucha de Obi-Wan, Anakin y Padmé en el coliseo de Geonosis por su libertad con la posterior aparición del consejo Jedi y el ejército clon, le da otro color al filme, aunque no el suficiente para no echar de menos una batalla campal a mayor escala, sobre todo teniendo en cuenta que en esta película tampoco hay batalla espacial.
En cuanto a los combates individuales, la lucha entre Obi-Wan, Anakin y el conde Dooku sí se nota más trabajada y preparada que los combates de la primera película. Los movimientos se notan más veloces y fluidos. Y se agradece. Memorable la aparición de Yoda, por supuesto.
Al final, luces y sombras para una película algo más madura que su antecesora pero que se pierde en los compases medios incapaz de sostener un equilibrio que le dé un punto más de grandeza. Esta es mi opinión; como sabéis, la de alguien que no es especialmente aficionado a esta saga. Respeto y reconozco su legendaria connotación, por supuesto, pero bueno…, así tenéis también un punto de vista de alguien más ajeno a su encanto. Seguiré completándola, aunque reconozco que hay muchísimas cosas más que me apetece ver antes en lo relativo a la ciencia ficción.
Nada más por hoy. Un saludo a todos.
¡Nos vemos las instacaras por @icaro_jon!