
Hoy no presento un personaje, sino cuatro, pero resulta que solo he encontrado una
imagen representativa en la que salen dos. Así es la aritmética del escuadrón de Reiby.
Tras las presentaciones de Roldey, Wilker y Reiby, hoy toca hablar de un nuevo personaje de En el nombre de Eva, con su correspondiente dilema moral. Un nuevo debate que, igual que los anteriores, me causa especial curiosidad saber de qué lado os posicionaríais en esa búsqueda equilibrada de ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.
Aunque, más que un personaje, esta vez voy a hablar de un grupo. El que está formado por la autoritaria Cleita, la racional Faida, la tímida Pomi y la bella Efesa. Se trata de el grupo más fiel y cercano a la lideresa de la rebelión y es su escuadrón de confianza. La mano derecha de Reiby para sus misiones más sucias, aunque su jefa tampoco no es que las tenga muy limpias a la altura del argumento que sus compañeras hacen aparición.
Las misiones de este grupo son tan controvertidas como puede ser el asesinato de personas inocentes con el fin de evitar conflictos mayores. Mantener la estabilidad de muchos a cambio de segar la vida de unos pocos cuyo único delito es existir y estar en el lugar y momento equivocado. Las cuatro miembros de este grupo no son más que las distintas voces de un individuo que se encuentra en tal tesitura, debatiéndose entre la justicia, el deber, la razón y la humanidad. Y tú, ¿serías capaz de matar a alguien que no lo merece para evitar una guerra?
Ahí lo dejo.
¡Nos vemos las instacaras por @icaro_jon!
4 junio, 2018 at 1:05 pm
Con tantos a liquidar como hay, nunca debe pagar el pato el pobre desgraciado que sufre los problemas que esos que mejor sería que dejaran de existir le ocasiona. Aunque también se puede considerar que si nada hace por sí mismo, si todo lo espera siempre de instancias superiores, que le den.
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4 junio, 2018 at 3:23 pm
Jeje en eso estamos de acuerdo, hay muchos ahí fuera cuya liquidación por el bien común me resultaría más bien un acto justo que un dilema. Por eso, para dificultarlo en la novela planteo que estas sean personas inocentes, víctimas de una vorágine de acontecimientos que ni quisieron ni buscaron, ni siquiera de manera indirecta por indiferencia. Aunque también cierto es ese último apunte, en el que a veces lavarnos las manos también nos hace culpables, o por lo menos merecedores de algo. Siempre he creído que nos hacen lo que les dejamos hacer, y que de alguna manera, somos responsables de esos hechos que supuestamente nos caen encima debido a manos de otros. Muchas gracias por pasar por aquí y ofrecer tu punto de vista. ¡Un abrazo!
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4 junio, 2018 at 6:06 pm
La matemática dice que si, la ética diría que no y la filosofía escribiría enciclopedias sobre el tema.
El conflicto está servido. No te voy a decir que haría yo, sino que haría con ese conflicto dentro de una historia: conduciría el argumento de forma que el lector llegara al punto en que se va a cometer ese crimen y se planteara el dilema moral a través del personaje que va (o no) a cometerlo.
Para cargarle de argumentos, le daria identidad a la victima, la describiría, la haría humana. No sería una vida cualquiera a sacrificar, sino una vida conocida, con contenido. Por ejemplo, caso extremo, ¿mataría el ejecutor a su propio hijo, o a su pareja, para salvar a la humanidad?
Así descartaría las respuestas más evidentes, y menos razonadas, y centraría al lector en un dilema potente, donde además de la razón entran en juego sus propios sentimientos.
Y por supuesto acabaría ese capítulo justo en el momento en el que tiene el dedo en el gatillo, no se me ocurre mejor climax….
¡Adelante con ese dilema!
Un abrazo.
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7 junio, 2018 at 12:17 pm
Has dado en el clavo. Para no interferir subjetivamente siempre intento dar la razón a la matemática, que, como dices, daría una respuesta afirmativa a la pregunta. Pero no nos engañemos, al intentar desprenderme de todo sentimiento humano, ya estoy incluyendo mi necesidad humana de eliminar responsabilidades. La ética, por otra parte, no es objetiva, no puede asegurar una respuesta certera y universal, pero sí es necesaria para abordarla. Muy complejo, como dices.
Y muchas gracias por tus consejos, aunque esta vez en la novela he buscado lo contrario. Más allá del entretenimiento de ver a los protagonistas en tal tesitura, he intentado ser bastante neutro para no influir en las opiniones personales. Soy un amante de Dick. Él nunca dejó claro en su novela si Rick era o no robot, ni si estos debían de ser tratados como humanos. Lo dejó caer, como aquel que dice, y alrededor de su ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? creó todo un universo filosófico. Ese era el enfoque que quería dar esta vez a la historia.
Un saludo. ¡Muchísimas gracias por pasar por aquí y por tan sabio comentario!
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7 junio, 2018 at 1:19 pm
Gracias a ti! Me llamó la atención tu pregunta, y desde luego aprecio mucho ese esfuerzo de ir más allá, de meterse en profundidades y camisas de once varas; yo creo que esta es la diferencia, lo que hace que una historia tenga contenido además de que esté bien escrita.
En cuanto Philip K. Dick comparto tu interés (consumo muuuucha scifi), y a mi me deja la lectura de sí en realidad importa tanto la diferencia. Los robots de Asimov, por ejemplo, viven atrapados en ese eterno conflicto, que lleva a su mayor expresión en el hombre bicentenario (aunque a mí el que más me mola es Giskard). ¿Humano o máquina? En reslidad, ¿importa tanto? Si pasamos por encima de su ser material y nos centramos en sus cualidades morales o intelectuales, ¿importa tanto?
Yo creo que no. Vivimos en un mundo que trata de superar las desigualdades raciales o de género, donde la genética empieza a dar sus primeros frutos y la sociedad se despoja poco a poco de prejuicios…. entonces, ¿qué importan unos cuantos cables, cuando la esencia, lo humano, es eso que llevamos persiguiendo desde antes de Aristóteles y solemos llamar alma?
Un abrazo, estaré pendiente de tu historia para leerla, y disfrutarla.
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7 junio, 2018 at 4:43 pm
Efectivamente, yo pienso como tú. Qué importa del material del que están hechos, si al final lo que les hace ser felices o sufrir son los sentimientos. Para mí, si se pueden recrear esas sensaciones con fidelidad, ya considero que merecen un respeto y un trato adecuado a ellas. De hecho, ya lo pienso con los animales. Puede que sus sentimientos no sean del mismo calibre que los nuestros, pero tenerlos los tienen y en la forma y medida que los tienen, hay que respetarlos. Es como el amor. Hay quien reniega diciendo de su existencia diciendo que es pura química. Sí, es química, pero química que hace sufrir o que hace sentir. No me importa la causa, me importa el resultado. Con los robots, sería lo mismo.
Y sí, a mí también me gustan los villanos creíbles, reniego de los que son malos per se. Aunque, ciertamente, creo que hay personas malvadas por el simple hecho de ser así, lo cual desanima profundamente porque si la maldad es inherente al ser humano difícilmente vamos a conseguir erradicarla.
Un saludo, ¡un placer compartir opiniones!
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4 junio, 2018 at 7:20 pm
Ni toda zorra es de campo, ni toda bruja tiene escoba…
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7 junio, 2018 at 12:18 pm
Jajaja muy gráfico, y acertado. Yo soy de los que dicen que de bueno soy tonto, pero es que me empeño en pensar que todo acto malintencionado tiene alguna justificación detrás. Con los actos excesivamente bondadosos soy menos juicioso, pero también pienso que siempre tienen un interés detrás. Un saludo, ¡gracias por volver a pasar por aquí!
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7 junio, 2018 at 1:23 pm
(Perdón por entrometerme) de acuerdo 100%: los villanos son tanto más creíbles cuantas más justificaciones tengan para sus actos.
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7 junio, 2018 at 9:15 pm
Ja, ja, ja, sí, esa frase la metí en uno de mis relatos y fue la bomba.
Gracias a ti, me gusta leerte!
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7 junio, 2018 at 10:28 am
Un dilema moral para el que me hago una pregunta que es una constante en mi vida ¿quién es nadie para erigirse en adalid de la verdad? La sola pregunta que planteas me produce escalofríos por lo que llegaría a significar.
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7 junio, 2018 at 4:38 pm
Cierto. Saber si es un acto justo o no dependería de la referencia que se tome, y como bien dices, uno nunca puede asegurar que (por muy loable que sea) su justificación sea una verdad absoluta. Eso complica aún más las cosas. Y sí, abre un nuevo horizonte de actos horripilantes “justificados” que da miedo. Gracias por pasar por aquí y por aportar tu punto de vista. ¡Un abrazo!
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