Abordando Seda, de Alessandro Baricco, he llegado a una conclusión de esas que me encanta compartir en este rinconcito de comprensión y debate. Alrededor del ecuador de su extensión, he encontrado dos erratas. En la página 57, a Baldabiou le cambian el nombre; por ejemplo. En la 70, las puertas de la pajarera están cerradad. Esto ocurre en una cuadragésimo octava edición. De un best seller.
Y no pasa nada.
Esto no es una crítica ni un puntilloso castigo. Ni mucho menos. Todo lo contrario. Hasta en una novela leída por millones de personas, se cuela algún error. Y repito, no pasa absolutamente nada. ¿Ha hecho esto que disfrute menos de la lectura? Ni lo más mínimo.
Pero sí me sirve como advertencia para todos aquellos obsesos de la gramática que desprestigian la autoedición argumentando que los libros editados son simplemente nidos de erratas cuya única utilidad es la hoguera. Ese pensamiento, junto al de si no lo ha cogido una editorial es porque no vale, hacen de la autoedición un subterfugio literario que siempre tiene que llevar a cuestas un descrédito inmerecido.
Es cierto. Hay libros autoeditados que tienen más erratas que palabras. Pero para eso, Amazon, el Santo Grial de la autoedición, te permite leer un fragmento del libro gratuitamente. Me bastan unas pocas páginas para saber el acabado de la novela. Y, de paso, me sirve para saber si me engancha y me interesa el resto del libro. Todo un lujo. Los catálogos editoriales solo me ofrecen la portada y la sinopsis de sus publicaciones, por cierto.
Y sí. Hay mucha publicación de calidad y muy bien pulida en la autoedición. Por eso la seguiré defendiendo; ya conocéis mi historial. Errar es de humanos. Hasta a Anagrama se le ha pasado corregir esos errores cuarenta y ocho veces. Evidentemente, una falta de ortografía por línea sí me puede llegar a alterar la lectura, pero encontrarme con erratas puntuales para mí es insignificante. Hay muchos libros perfectamente escritos que me hacen boquear de hastío y hay otros tantos con algún que otro error esporádico que me han maravillado. Porque las ideas ingeniosas y el talento creativo no entienden de ortotipografía.
Y hasta aquí esta llamada a la comprensión y al sentido común. No lo digo por mí. Ni por nadie. Escribo por y para la coherencia. Hay mucha felicidad en la autoedición que tanto se desprestigia. Y ese estigma hace que muchas personas se pierdan grandes cosas.
Un saludo.
¡Nos vemos las instacaras en @icaro_jon!
7 junio, 2018 at 4:55 pm
Hay dos misterios en el universo: la mecánica cuántica, y el hecho de que, por mucho que repases un libro, siempre seguirá teniendo erratas. Creo que los dioses juegan con nosotros cambiando letras y palabras. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 2 personas
8 junio, 2018 at 8:46 am
Jajaja es cierto, yo a veces he llegado a pensar que el corrector vuelve a cambiar cosas automáticamente sin permiso porque no es normal que una frase por la cual has pasado treinta veces y ya sabes de memoria, aparezca de repente de manera diferente. Es curioso, será esa capacidad del cerebro de interpretar bien algo que está mal escrito, pero como dices, que no se escape algo es realmente un imposible. Un saludo, ¡un placer siempre verte por aquí!
Me gustaLe gusta a 2 personas
7 junio, 2018 at 4:59 pm
Tras leer la entrada, con la que estoy de acuerdo he ido a por mi ejemplar de “Seda” y efectivamente, en la página 70 “Sus puertas estaban cerradad de nuevo.” 😀
Me gustaLe gusta a 1 persona
8 junio, 2018 at 8:48 am
Jaja yo pensé que sería cosa de mi edición, pero después vi que era la 48ª y me quedé sorprendido… De hecho, he llegado a pensar que no se ha corregido por algún intento de mantenerlo igual que el original o algo, no te creas. Pero bueno, no deja de ser una curiosidad. Un saludo, ¡muchísimas gracias por pasar por aquí!
Me gustaLe gusta a 2 personas
7 junio, 2018 at 5:27 pm
Totalmente de acuerdo
Besacos!
Me gustaLe gusta a 1 persona
8 junio, 2018 at 8:49 am
Me alegra que estés de acuerdo, y me alegra todavía más que esa reflexión haya servido para volver a saber de ti 🙂 ¡Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
8 junio, 2018 at 12:21 pm
No te pierdo de vista😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
7 junio, 2018 at 5:36 pm
Hay auténticas maravillas autoeditadas, y auntenticas barbaridades, pero siempre le consentiré más errores a los libros auto editados, por el trabajo que lleva todo el proceso, y por la valentía.
Me gustaLe gusta a 2 personas
8 junio, 2018 at 8:53 am
Qué gusto da leer tu comentario. Autoeditar es un trabajazo si se lo hace todo uno mismo, muchas horas y esfuerzo que no se llevarían adelante si no fuera por la carga vocacional. Por eso, se agradece que gente como tú sea tan comprensiva. Eso sí, precisamente y en deferencia a esa confianza, los autoeditados entre los que me incluyo tenemos el deber de dar el máximo esfuerzo posible. Que haya errores porque somos humanos y a veces hay cosas que se escapan yo lo entiendo, en la autoedición y en las editoriales (cuyos correctores no dejan de ser personas), pero los errores que ocurren por dejadez, esos no los admito. Un saludo, ¡muchísimas gracias por pasar por aquí y dejar tu opinión!
Me gustaLe gusta a 3 personas
7 junio, 2018 at 5:42 pm
Completamente de acuerdo con tu post.
Me gustaLe gusta a 2 personas
8 junio, 2018 at 8:54 am
¡Me alegra leer tu opinión! Cada vez hay más gente que comprende este nuevo panorama literario (en mi opinión, muy difícil para las editoriales en los años venideros). Me alegra el corazón escuchar voces a favor de este nuevo cambio, comprensivas con esta deriva de la autoedición que tiene sus más y sus menos. Un saludo, ¡gracias por pasar por aquí!
Me gustaLe gusta a 2 personas
7 junio, 2018 at 5:43 pm
Toda la razón, muchas veces yo diría que la gente tiende a ser cruel en el caso de la autoedición, mientras que por lo contrario siempre se suele alabar a los y las emprendedoras, lo cual es curioso. Yo no recuerdo haber comprado ningún libro auto publicado, pero tampoco me parece que eso un factor tan importante. Saludos!
Me gustaLe gusta a 2 personas
8 junio, 2018 at 8:57 am
Muy buena comparación. Se alaba a un emprendedor por su capacidad de triunfar (o simplemente sobrevivir) a partir de la nada, y los autoeditados no disfrutan de esa heroica visión. Y eso que nos metemos en un mundo complicadísimo, con mucha oferta y poca demanda, y sin el apoyo tan «necesario» de una editorial. Me ha gustado tu ejemplo, de verdad. Un saludo, ¡gracias por pasar por aquí y comentar!
Me gustaLe gusta a 1 persona
8 junio, 2018 at 6:15 am
Pocas personas son conscientes del trabajo que conlleva la autopublicación.
Concuerdo contigo al cien por ciento con lo que expones en este interesante punto de vista.
Saludos
Me gustaLe gusta a 1 persona
8 junio, 2018 at 9:00 am
Cierto. Es un trabajazo que se hace además desde la más pura vocación, porque si hacemos un cálculo de rendimiento, la hora trabajada sale a nada… Por eso, solo por eso, yo creo que ya merece por lo menos un respeto. Que guste más o menos ya es otra cosa, porque el lector se entiende que lo que busca es disfrutar leyendo, no ver cuánto se ha esclavizado el autor. Pero al menos el respeto sí es merecido. Y en lugar de valorar ese esfuerzo, al contrario, parece que se intente denigrar. Pero bueno, yo tengo claro que en esto se hará bueno el dicho de que el tiempo da la razón. Las editoriales lo tienen crudo, van a tener que reinventarse para sobrevivir y cualquier cambio para ello siempre será en beneficio del autor. Saludos, Francisco, un placer y un honor verte por aquí, como siempre.
Me gustaLe gusta a 3 personas
8 junio, 2018 at 9:06 am
Me encantas!! Dale caña, Jon!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
8 junio, 2018 at 9:13 am
¡Gracias! Y a mí me encanta volver a verte por aquí. Creo que este es un mundo difícil del que solo se puede sacar algo transformando la ilusión en esfuerzo. Así que, como bien dices, ¡todos a darle caña! ¡Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
9 junio, 2018 at 7:37 am
Me ha gustado mucho tu apreciación, principalmente, por el respeto con el que has tratado el asunto.
Yo releo lo que escribo al menos siete veces pero muchas de ellas se me acaba escurriendo ante los ojos una errata.
Me gustaMe gusta
11 junio, 2018 at 5:35 pm
Yo creo que el nombre de errata no viene de error, sino de rata, por la capacidad que tienen de escurrirse por los rincones literarios. Me alegra que me consideres respetuoso, ya que soy un máximo defensor del respeto, considero que es la solución a muchos de los problemas de la humanidad que a día de hoy se consideran insalvables. Al principio me cabreaba cuando veía que la gente no tiene ese respeto (que en este caso llamaría más bien coherencia), pero bueno, ahora ya pienso que ellos se lo pierden. La felicidad no está en el elitismo, más bien es contrario a él. Saludos, ¡muchas gracias por pasar por aquí y molestarte en comentar!
Me gustaLe gusta a 1 persona
10 junio, 2018 at 5:28 pm
Me terminé hace poquito un libro publicado por Planeta y también tenía una errata (al menos, una de la que me di cuenta). Si es la tónica general, es cierto que te saca bastante de la lectura, pero estoy de acuerdo en lo que comentas: no hay que desprestigiar la autoedición. Hay muchísima gente con talento. ¡Una pena tener tan poco tiempo para descubrir nuevas lecturas¡
Me gustaMe gusta
11 junio, 2018 at 5:47 pm
Jaja, yo siempre digo, medio en broma, que si Planeta tiene erratas, entonces es que es imposible no cometerlas. Hace tiempo participaba en un foro cuyo objetivo era encontrar un libro sin erratas, y siempre encontraban alguna en todos los títulos. Sorprendente. Yo soy partidario del término medio de Aristóteles, y como dices, unas cuantas erratas no me alteran la lectura. Gracias a esa tolerancia, he disfrutado de aventuras muy buenas y he conocido a autores que resultan ser grandes personas, gracias a la cercanía de la autoedición. Un saludo, ¡muchas gracias por pasar por aquí y dejar tu opinión!
Me gustaLe gusta a 1 persona
2 julio, 2018 at 2:42 pm
Interesante artículo. Sí, yo también me he topado con algunos errores de libros traídos por editoriales conocidas. Ahora no recuerdo el nombre ni los ejemplos exactos, porque la memoria me es frágil. Solo sé que es reciente (este año como máximo). Y como tú, he experimentado cierto «alivio» (por decirlo de alguna forma), porque también me inclino por la autoedición. Es más, es mi próxima apuesta. ¡Muchos saludos!
Me gustaMe gusta
8 julio, 2018 at 11:25 am
A las editoriales solo les queda ese halo de poder imaginario para resistir a una debacle que ya se les viene encima. Ese respeto que se les tiene se perderá en cuanto los lectores se den cuenta de que también tienen errores (ya los están teniendo por prescindir de correctores) y que ya no son tan decisivas recomendando calidad (hay libros muy buenos autoeditados y libros pésimos en editoriales, y viceversa). Parece que la gente se resiste a darse cuenta de ello, pero yo estoy seguro de que al final caerán. Mucha suerte con tu próxima apuesta, si puedo ayudarte en algo, ¡aquí me tienes!
Me gustaLe gusta a 1 persona