Benditos seáis los lectores cero, y mucho hemos de cuidarnos los autores de agradeceros vuestra labor y conservaros como las joyas que sois. Pero a veces, qué bonitos quebraderos de cabeza nos dais, cab***es. Hoy os quiero contar un dilema que tuve en la creación de GÀTA y que, a día de hoy, todavía no sé si escogí la opción adecuada. Este tema da mucho juego en las presentaciones del libro, y hoy os hago partícipes de él.
La novela comienza con Nerea, una joven de la Antigua Grecia que asegura que romperá su compromiso de matrimonio si su prometido no se molesta en conseguirle un gato egipcio. Néstor, el jardinero de su hogar y enamorado de ella, le promete que conseguirá ese animal para ella así que tenga que dejarse la vida en ello. Hasta aquí, bien, unos básicos cimientos para una tierna historia de amor. Quizás demasiado tierna.
El problema aparece cuando cuento que Nerea tiene 12 años y Néstor 30. Tras comentar esto, ya no es tan romántico el planteamiento, ¿eh? Pero el caso es que en la Antigua Grecia era lo normal. Comprendo, a la perfección además, que a día de hoy se considere una atrocidad (y lo es, por supuesto), pero en aquella época era lo estipulado. Y he aquí la pregunta que intenté responder más de mil veces en mi mente con distintos resultados: ¿debía mantener la fidelidad histórica y mantener las edades o modificarlas para que esta relación no pareciera tan atroz?
Reconozco que a mí me gusta mantener el rigor histórico, me parece una falta de respeto alterarlo en las novelas. Además, la edad iba acorde al comportamiento de Nerea: una niña que quiere un gato egipcio por un puro capricho infantil. Pero varios de mis lectores cero me advirtieron que no solo iba a recibir críticas por ello, sino que eran incapaces de disfrutar de la lectura al no dejar de pensar en esa relación como algo incorrecto. ¿Qué hice entonces?
Cambiar la edad de Nerea, por supuesto. Eh, no me miréis así. ¿Qué habríais hecho vosotros? No, en serio, ¿qué habríais hecho? Tengo curiosidad por conocer las distintas opiniones. Lo que sí tuve cuidado fue de justificar que Nerea se casara tan tarde. Como el motivo del casamiento era en esa época puramente económico y ella pertenece a una familia relativamente acomodada, puede permitirse que su padre Megacles, bruto en apariencia pero con un enorme corazón al fin y al cabo, acabe retrasando el momento de su casamiento. Eso, junto a un par de pinceladas más que pienso que hacen que esta modificación sea coherente.
Pues eso. Solo quería compartir con vosotros un debate que fue un quebradero de cabeza en su momento, pero que reconozco que ahora le da vida a las presentaciones de GÀTA. Espero que os haya gustado.
Nada más por hoy, ¡nos vemos las instacaras en @icaro_jon!
17 mayo, 2019 at 11:32 am
Yo también hubiera optado por cambiar la edad.
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21 mayo, 2019 at 9:56 am
Las opiniones a favor de ello fueron mayoría, y ahora con el paso del tiempo creo que esa decisión fue acertada. Más aún cuando el relato se aproxima más al cuento que a la novela histórica, donde todo es un tablero con piezas para llegar a una reflexión. Muchas gracias por pasar por aquí y dejar tu opinión, te lo agradezco. ¡Un saludo!
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17 mayo, 2019 at 12:46 pm
Tenemos la mala costumbre de ver la historia pasada con unos ojos actuales🙂, y es un grave error. Respecto a tu pregunta… No sé si hubiese cambiado la edad
Besacos!!!
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21 mayo, 2019 at 10:01 am
Muy buena reflexión esa, y qué cierta. Eso, unido a la incapacidad de entender otras culturas (de la cual adolecemos incluso hoy en día cuando utilizamos una mirada demasiado crítica hacia lo que nos es ajeno), hace que seamos incapaces de ver el pasado como un aprendizaje, y que queramos borrarlo cual ente superior que creemos que somos. Una buena opinión, como digo, muchísimas gracias por compartirla.
Por cierto, a ti te quería yo ver. Si no me equivoco, eres de Valencia. Mi pareja y yo estaremos por allí este domingo y lunes, y como fans tuyos que somos, nos haría mucha ilusión si hubiera alguna posibilidad de vernos o tomarnos un café o lo que sea. De verdad, el otro día lo comentamos y sería espectacular. Si hubiera una mínima posibilidad, nos aferramos a ella para cumplir esa ilusión. ¡Un saludo!
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21 mayo, 2019 at 12:53 pm
No te equivocas, soy de Valencia (bueno, de un pueblecito cercano). Pues estaría bien eso del café 😁 ¿Vais a estar de finde? El domingo tengo una comida con excompañeras de curro, pero igual podría escaparme antes…
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21 mayo, 2019 at 12:54 pm
Por cierto, que no soy nada interesante, vaya😂😂😂
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17 mayo, 2019 at 10:50 pm
Déjalo asi tal cual. Al cambiar un detalle, cambias la historia. Saludos 🙂
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21 mayo, 2019 at 10:02 am
Al final tuve que cambiarlo, aunque esa espina de “faltar a la realidad” siempre quedará clavada. Además de por decisión popular, creo que el enfoque del libro, que es más bien un cuento con reflexión que una novela histórica de rigor absoluto, permite tomarse esa licencia. Muchísimas gracias por pasar por aquí y compartir tu opinión, ¡un saludo!
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21 mayo, 2019 at 10:11 pm
Un gusto, saludos 😃
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18 mayo, 2019 at 7:26 pm
Yo no hubiera cambiado la edad, por eso de que soy historiador de formación. Te comparto una experiencia que va más o menos por esa línea. Me ha tocado reseñar y escribir, en varias ocasiones, libros históricos que tocan el tema de la esclavitud y cuando hago mi análisis me cuestionan mucho que no uso adjetivos hiperbólicos o que no denunció las atrocidades de los modelos esclavistas con ahínco. Siempre dejo claro que la esclavitud fue un sistema inhumano y deplorable, jamás lo apoyaría. Sin embargo, trato de hacer entender a las personas que no podemos juzgar el pasado con los valores del presente, la idiosincrasia de un momento o edad pasada responde a unas ideas y valores que evolucionaron en el devenir histórico y aunque no nos gusten y nos escandalicen se debe tratar de entenderlo como lo que fue y no como lo que debió de ser.
Un saludo Jon. 😉
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21 mayo, 2019 at 10:07 am
Qué gran ejemplo y cuánta razón tienes. Ese defecto de querer verlo todo bajo el prisma individual se refleja como bien dices en la manera en la que tendemos a abordar la historia. Efectivamente, hay muchas cosas atroces y que se han hecho muy mal en el pasado, pero querer obviarlas no hace otra cosa que convertirnos en el ególatra que no quiere que lo que es diferente a él existe. Cuando comentas o estudias sobre las atrocidades pasadas (o cuando son parte de tu labor profesional, como es tu caso), la gente cree que disfrutas de ellas. Que remueves la mierda, por así decirlo, porque te gusta. Yo creo que la historia está para aprender, y que si intentamos transformarla, es que no hemos aprendido nada; más bien al contrario, muestra nuestra incapacidad de ser receptivos hacia todo aquello que debe movilizar nuestro cambio y evolución.
Yo lo cambié porque tampoco puedo pretender que todos lo entiendan de esta manera, y precisamente porque soy receptivo al criterio ajeno creí conveniente hacer ese acercamiento. Pero espero que un día seamos capaces de asumir que es la historia la que debe transformarnos a nosotros y no al revés. Un saludo, ¡un placer como siempre verte por aquí!
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28 mayo, 2019 at 6:30 pm
No lo hubiera cambiado. Por una simple razón, así va la historia que se te ocurrió. Escribir es un acto egoista, no se debe escribir para satisfacer a los demas, sino por satisfacerte a ti, para serte fiel a ti, a tus ideas, ocurrencias, imaginación (no digo que te guste la idea de la pedofilia). Siempre habrá quien se moleste o no le guste, pero así es la cosa… Eso de querer evadir los aspectos “negativos o positivos” de Lo humano conlleva a una idea frgamentada, irreal de lo que somos capaces los humanos.
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11 junio, 2019 at 11:40 am
Solo tú eres dueño de esas decisiones y tú mejor que nadie las justifica. Yo me inclino por el rigor, no lo habría cambiado. Pero no soy quien para juzgarlo. El resultado será igual de bueno. Míralo por otro lado: igual un día escribes la “versión correcta”.
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3 julio, 2019 at 3:29 pm
Al final, como la novela tenía más formato cuento, opté por eludir polémicas. Aunque reconozco que la espina del realismo se me quedó clavada. No obstante, esta anécdota la utilizo en las presentaciones y genera bastante interés y debate, así que de alguna manera, es ahí donde me saco esa espina, porque hay opiniones muy parejas para los dos bandos. Un saludo, ¡muchas gracias por pasarte por aquí y comentar!
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