
¿CONOCÉIS LA BANDA DE ROCK GATETEMON? ¿No? Pues entonces os estáis perdiendo una de las grandes maravillas que este mundo tiene para ofreceros. Así que, con la obligación que uno siente al querer compartir aquello que considera fascinante, quiero necesito hablaros sobre este increíble grupo.
Conocí a Gatetemon en el Salón del Cómic de Alicante. ¿Un grupo de rock con miembros con aspecto de gato humanoide? ¡Eso tenía que verlo con mis propios ojos! Como amante de los felinos que soy (algunos me conocéis por mi serie de libros Cats & Books), sentí una necesidad imperiosa de saber más sobre este grupo. Porque eso es quizás lo más llamativo a primera vista de este grupo: su ambientación felina. Además hacen versiones de anime que un friki como yo no puede más que aplaudir. Pero la grandeza de este grupo va más allá. Como todas las cosas bonitas de esta vida, cuantas más cosas descubres de ellas, más impresionantes te parecen.
Porque Gatetemon es un grupo de música ESPECTACULAR. Con su vocalista Kurorin como punta de lanza de una formación compuesta por Styx a la batería, Strike al bajo, Imnos al teclado y Jarvis a la guitarra, la combinación de estos músicos bestiales da lugar a una mezcla EXPLOSIVA.
La palabra que los define podría ser talento. También originalidad y frescura. O quizás, ENERGÍA. Pero me quedo con una que los que me leéis por aquí sabéis lo que significa para mí: FANTASÍA. Tienen esa privilegiada habilidad de traer la magia a este lado del mundo al que llamamos realidad. Y eso, ya sabéis, es un requisito esencial para la felicidad.
Escribo todo esto porque ayer tuve la suerte de poder disfrutar de esta banda en directo en su gala navideña, donde además contaron con la colaboración puntual de hasta cinco invitados para duplicar los miembros sobre el escenario. Con la voz de Miaujo, la percusión de Aitaiko, la guitarra de Sladdy, el saxofón de Kay y el violín de Iria, Gatetemon se permitió multiplicar aún más la capacidad mágica de sus notas en la sala cultural de La Lonja en Elche.
Mis aplausos para ese gran trabajo de unir tanto talento, mi gratitud por el esfuerzo que eso requiere. Como si no fuera lo suficientemente difícil mantener en pie una banda con sus miembros habituales, Gatetemon y sus colaboradores nos deleitaron con esta trabajada unión, que los espectadores recibimos como un inmejorable regalo de Navidad.
De esta forma, la energía de la banda se notó desde los primeros acordes de La batalla final con la que se abría la actuación, haciéndonos gritar el nombre del grupo en el estribillo con el puño en alto. Los temas más cañeros sonaron espectaculares, con una potencia y fuerza propia del mejor rock. Porque más allá del enfoque a priori infantil, Gatetemon es rock, pero rock de calidad.
No faltaron sus versiones rock de temas para los más peques (entre los que me incluyo, en tanto que se me permita la doble especialidad adulto-niño). Esta vez pudimos disfrutar de dos temas de la última película de Disney, Encanto, junto al clásico Suéltalo de Frozen o un Voy a ser el rey León con la espectacular voz de Miaujo tomando protagonismo. No faltó el clásico Dragones & Mazmorras que los que vivimos en permanentes mundos de fantasía agradecimos, la banda sonora de Oliver y Benji con balón en juego para deleite de los espectadores, o un inesperado Ven a Fraggle Rock con el que vibramos los más veteranos.
Esta vez tuve la suerte de ir más preparado habiendo escuchado los temas propios del grupo que estaba deseando disfrutar en directo (tras unos cuantos cientos de reproducciones de sus dos álbumes en Spotify). Así pude disfrutar de esa comunión que fue con el público Hey, vamos a cantar. También disfruté de ese Es navidad más rockero, incluso dándole un toque más movido y versionándose a sí mismos para la ocasión. O de ese momento tan íntimo de The Nena’s Song, tras el espectacular momento de Kurorin sola en el escenario, solo con el ligero escudo que proporciona una guitarra acústica, en esa parte más calmada que a todo gran concierto de rock no le puede faltar. Hasta de ese Styx Falling in Love, con su estilo más twist, sonó grandioso en vivo. Y mención especial a ese Laberinto mental, una canción complicada, con constantes cambios de ritmo y de nueve minutos de duración, que los diez miembros sobre el escenario mimaron y convirtieron en algo más que una canción, traspasando los límites de la ópera-rock en una armonía a la altura de un tema tan grandioso.
Quizás me faltó, a título personal y por preferencias propias, ese Phantom dirigido a que los niños pierdan el miedo, pero que a los no tan niños también nos da alas para enfrentarnos a temores y dificultades. Ya sabéis que soy un motivado de la vida, que no dejo de perseguir sueños, y eso es gracias a canciones como estas que integro en mi mente y me hacen atreverme a dar siempre un paso adelante.
Para terminar, el grupo cerró esta brillante actuación con una versión del All I want for Christmas is you de Mariah Carey que, sinceramente, ya no quiero escuchar en otras voces ni en otros instrumentos.
Es la magia que recibí en ese concierto la que me lleva a escribir esta entrada, con la que quiero agradecer lo que estos gatetes nos hicieron vivir. Gracias por poner vuestro talento al servicio de nuestra felicidad. Requiere mucho trabajo y esfuerzo lograr un resultado tan pulido como el que pudimos ver sobre el escenario. Todos aquellos que de alguna forma ponen banda sonora a momentos felices de nuestras vidas, merecen un eterno agradecimiento. Gracias por darnos esas dosis de alegría, tan necesaria en la vida, a través de vuestras notas.
Yo ya tengo grupo favorito. Os animo a que lo conozcáis, de que corráis el riesgo de que también se convierta en el vuestro. ¡No os arrepentiréis!