¿Alguien llegó a jugar a la máquina arcade Shinobi? Aprovecho que me encuentro abordando
este videojuego de ninjas para compartir la anécdota gamer del día (clic aquí para ir al índice de curiosidades publicadas). Esta anécdota tiene que ver con sus creadores y su particular estilo ninja de aparecer en los créditos.
Shinobi fue un juego de scroll lateral en el que controlábamos a un ninja con el objetivo de derrotar a los cinco jefes de la banda criminal Zeed y rescatar a todos sus rehenes a lo largo de sus niveles. Para ello, utilizaba escenarios a dos niveles de altura donde lanzar los shurikens o atacar con la espada cuando los enemigos estaban muy próximos. Fue creado y distribuido por Sega a finales de 1987, en pleno auge de los salones recreativos.
Aunque el título dispone de varias anécdotas como el cambio de color de algunos enemigos para que no se asemejaran a Spider-Man o la retirada de posters de Marilyn Monroe, en este artículo hacemos hincapié en la forma de actuar de sus creadores, que decidieron no aparecer con su nombre real y usar en su lugar seudónimos, como si quisieran pasar desapercibidos cual ninja en las sombras.
Esto contrasta radicalmente con la situación de los desarrolladores de los primeros videojuegos. A lo largo de los años 70, los creadores tenían prohibido incluir sus nombres en los juegos que diseñaban. Hay que tener en cuenta que todavía no existían las desarrolladoras independientes y que cada compañía tenía su propio grupo de trabajo. Con esto, trataban de evitar que sus creadores ganaran reputación y recibieran ofertas de otras compañías.
El caso más sonado fue el de Warren Robinett, quien diseñó el juego Adventure publicado para la consola Atari 2600 en 1979. Se trataba de un juego de exploración en el que el jugador debía recorrer escenarios enfrentando enemigos para encontrar las llaves que le permitieran acceder a las distintas fortalezas hasta llegar al dragón final del juego, todo bajo la simpleza gráfica de la Atari 2600.
Fue uno de los primeros juegos en los que había vida más allá de la propia pantalla, pudiendo avanzar a zonas contiguas más allá de los límites del monitor donde ocurrían cosas y los enemigos y objetos permanecían sin desaparecer. Para ello, Atari tuvo que mejorar la capacidad de memoria de sus cartuchos. Fue todo un hito, y Robinett deseaba el reconocimiento que merecía.
Como venganza, incluyó su nombre en una sala secreta del juego, a pesar de que estaba prohibido, algo que posteriormente descubrieron los jugadores, una vez el juego ya se había publicado y que Warren tenía claro que su futuro no estaba en Atari. Se trataba por lo tanto de uno de los primeros “huevos de Pascua” de la historia de los videojuegos.
Estas dos anécdotas no pueden ser más contradictorias entre sí. ¿Cómo se pasó del deseo de reconocimiento de los desarrolladores de los años 70 al deseo de pasar desapercibido en los créditos de los creadores de Shinobi? Bueno, esa es la magia de la historia de los videojuegos, siempre ofreciendo interesantes y curiosas anécdotas, que seguiremos explorando para disfrutar de esta gran pasión.
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